Los niños pequeños, incluso antes de aprender a decodificar palabras, ya están descubriendo el mundo de los libros y la lectura a través de experiencias sensoriales, emocionales y cognitivas. Para ellos, un libro no es solo texto, sino un objeto mágico lleno de colores, formas, sonidos y afectos.
1. El libro como objeto de exploración
Antes de entender las letras, los bebés y niños pequeños interactúan con los libros como si fueran juguetes:
- Los tocan, muerden y manipulan (por eso existen libros de tela, cartón duro y hasta resistentes al agua).
- Disfrutan pasar páginas, aunque no sigan la historia.
- Reconocen imágenes antes que palabras («¡Mira, un perro!»).
Consejo: Ofréceles libros táctiles, con texturas o solapas para estimular su curiosidad.
2. La lectura como experiencia afectiva
Cuando un adulto lee en voz alta, el niño no solo escucha un cuento, sino que:
- Asocia la lectura con momentos de amor y seguridad (la voz de mamá o papá, el abrazo mientras lee).
- Desarrolla el vínculo emocional con los libros («Este es mi cuento favorito»).
Consejo: Crea un ritual de lectura antes de dormir o en un rincón cómodo.
3. La narrativa a través de imágenes
Los niños «leen» ilustraciones antes de entender el texto:
- Siguen la historia secuencialmente («Primero pasó esto, luego esto otro»).
- Hacen predicciones («¿Qué crees que pasará con el lobo?»).
- Relacionan imágenes con su vida real («Yo también tengo un perrito»).
Consejo: Elige libros con ilustraciones claras y expresivas, como los de Eric Carle (La oruga glotona) o Anthony Browne (Cosas que me gustan).
4. El juego y la repetición como aprendizaje
- Aprenden por repetición (por eso piden el mismo cuento una y otra vez).
- Juegan a «leer» aunque solo estén hojeando o inventando la historia.
- Memorizan frases y las repiten, un primer paso hacia la lectura autónoma.
Consejo: Dramatiza los cuentos con voces y gestos para hacerlo más divertido.
5. El sonido de las palabras: rimas y musicalidad
Los niños disfrutan de:
- Rimas y canciones (como los libros de Mamá Goose o Julia Donaldson).
- Onomatopeyas («¡Guau guau!», «¡Pío pío!»).
- Ritmo y entonación (aunque no entiendan todas las palabras).
Consejo: Busca libros con patrones repetitivos («¿Vendrá el lobo? ¡No, no vendrá!»).
Conclusión: La lectura antes de la lectura
Los niños no necesitan saber decodificar palabras para amar los libros. Su primer acercamiento es multisensorial, emocional y lúdico. Si desde bebés tienen acceso a libros adecuados y experiencias positivas con la lectura, desarrollarán un gusto natural por las historias, que más tarde los llevará a la lectura autónoma.